El Eneagrama y la pareja
Tomo como inspiración principal la extensa obra sobre el eneagrama de Claudio Naranjo, psiquiatra y psicoterapeuta chileno, recientemente fallecido. Este autor se ha dedicado a desarrollarlo a fondo, tras tomar como base los conocimientos de Gurdief, el “esoterismo cristiano” y la transmisión directa de Oscar Ichazo.
La referencia más concreta es el libro “El Eneagrama de la sociedad, Males del mundo, Males del alma”. Tomo como referencia el capítulo de “Las perturbaciones del Amor”. En ese apartado es donde emprende un estudio sobre las relaciones entre las distorsiones del amor, los desórdenes y neurosis del carácter con las nueve pasiones o pecados descritas en el eneagrama. Es un texto que merece la pena leer y que recomiendo, en el que expone los efectos de las nueve psicopatologías del ego y los problemas que genera hoy en día la formación de una pareja. Cada uno ama desde su personalidad o forma de ser. Pero si quieres saber a quién amar, primero debes saber quién eres
El eneagrama se basa en una catalogación tipológica en nueve eneatipos, pasiones o errores: 1-Ira, 2- Orgullo, 3- Vanidad, 4-Envidia, 5 Avaricia. 6 Miedo. 7 Gula, 8 Lujuria, 9 Pereza. Aunque todos tenemos todas las pasiones, nos especializamos en una .Cada una de ellas representa un carácter con sus respectivos patrones y sus propias gafas. Esas pasiones contienen filtros cognitivos y emocionales con los que relacionarnos con la realidad y las diferentes visiones del amor, que son las que nos hacen sufrir.
Estos pecados, como antiguamente se les dominaba, están organizados en tres grupos o triadas, cada una con la función principal de: sentir, pensar, y actuar. Existen tres tipos emocionales (corazón), equivalente en astrología con el elemento Agua, tres tipos intelectuales (cabeza), relacionados con el elemento Aire y tres tipos físicos y activos (vísceras), vinculados a los elementos: Fuego-Tierra
Agua-Emocional: (2- Orgullo, 3-Vanidad, 4- Envidia)
Aire-Mental: (5- Avaricia, 6- Miedo, 7- Gula)
Fuego-Tierra: Física: (8- Lujuria, 9– Pereza, 1-Ira)
Cada eneatipo tiene una cualidad esencial, que será desvirtuada al ser vivida en exceso, lo que hace que termine convirtiéndose en nuestro defecto principal y punto ciego en la máscara o ego. El objetivo del trabajo con el eneagrama es el descubrimiento interior y poner al descubierto los patrones negativos de la máscara que esconde esa pasión. Es un camino para volver a encontrar de nuevo el centro y el equilibrio tras desprendernos de esos excesos o extremos.
El ego es la careta o disfraz, algo rígido que lleva al descontrol y bloquea el fluir de la energía. Es un patrón repetitivo y compulsivo aprendido y adquirido, pero que ya traemos de base en el inconsciente familiar. Liberarnos de esos patrones sirve para acercarse al yo esencial que es real, auténtico y nuestra verdadera identidad, que hace posible la conexión con la libertad interna y permite la unión con uno mism@ y el universo.
Cada pasión o eneatipo, desde su propia visión y perspectiva, va a la pareja en busca de la felicidad a través de:
La Ira | Perfeccionismo-Debería-Critica |
El Orgullo | Amabilidad-Ayuda y Servicio |
La Vanidad | Éxito-Buena Imagen-Trabajo |
La Envidia | Carencia-Dolor-Diferencia |
La Avaricia | Soledad-Aislamiento-Desapego |
El Miedo | Confianza-Protección-Lealtad |
La Gula | Alegría-Placer-Comodidad |
La Lujuria | Fuerza-Poder-Acción |
La Pereza | Tranquilidad-Armonía-Rutina |
La motivación principal por la que se acercan a la pareja es:
- Uno-Ira. Parte desde su visión de persona justa y buena y sus deberías perfeccionistas. Va con la intención de corregir al otro, reformarlo y encauzarlo por la buena senda: “Debes hacer lo que yo quiero porque eso es lo que está bien” No aceptará la mentira, que le engañen o sea infiel y no le digan las cosas claras y a la cara.
- Dos-Orgullo. A raíz de la sobreabundancia de amor y la compasión en la que se percibe, la pretensión es ayudarla y servirla. Se acerca para resolverle la vida y solucionarle los problemas. La actitud asistencial de esta personalidad la expone a la explotación. Hará preguntas demasiado intimas y personales sobre su vida y las cosas que le han pasado.
- Tres-Vanidad. Construye una imagen de sí alejada de la realidad y con el tiempo se la acaba creyendo. Desde el brillo de la apariencia y la competencia busca en su compañer@ reconocimiento y admiración. Necesita que valoren sus talentos y el tiempo que dedica a su trabajo. Ha de estar bien arreglado, no puede estar desaliñado para poder mostrarlo como un trofeo en los eventos sociales.
- Cuatro – Envidia. Parte de la comparación y la idealización romántica de las películas, cuanto más tortuoso, imposible e inalcanzable, mucho mejor. La pareja ha de ser complicada, diferente y fuera de lo corriente. Necesita que aprecie su creatividad, originalidad, rarezas y cómo es capaz de hacer cosas, que nadie hace. En función de la vergüenza por sus carencias y su lado oscuro, quiere sensibilizar al amado para que profundice en el sufrimiento.
- Cinco-Avaricia. Busca que le deje en paz y le de libertad. Necesita que la pareja también tenga su universo personal y construya sus propios proyectos. Desea a partir de su necesidad de espacio y distancia, estimular el desapego y la soledad del amante. La cuestión es que cada uno siga su propio ritmo y no interfiera en el otro.
- Seis-Miedo. Quiere certezas y una orientación clara de sus planes futuros, de lo que va a hacer con su vida. Si parte del arquetipo sumiso y huérfano, la duda y la angustia anhela recibir protección, seguridad y confianza. Se coloca en hijo dependiente y busca un héroe, alguien grandioso y que haya llegado lejos. Si el personaje es el fuerte y rebelde atrae amantes desvalidos necesitados de amparo y tutelaje.
- Siete-Gula. Con su hedonismo quiere estimular en su amante la curiosidad, el disfrute por las cosas positivas y buenas de la vida. Prefiere una persona positiva, entusiasta que lo acompañe en sus actividades intelectuales, viajeras y que no le dé problemas. Se postula como una persona animada que cuenta cosas divertidas e interesantes.
- Ocho-Lujuria. Quiere que valore su poder, valentía y capacidad de acción. Desde su estilo franco e independiente desea en su relación medir sus fuerzas confrontarla y motivar la capacidad de lucha para encarar los obstáculos.
- Nueve-Pereza. A raíz de su filosofía relajada del “Vive y deja vivir” desea poder aplacar al otro, tranquilizarlo y que vaya más despacio. Impone la armonía, la paz y la rutina. Su dogma es: “Prohibido discutir y pelearse”
Claudio Naranjo habla de los tres amores y los tres pronombres personales, vinculados a cada clase de amor: Eros, amor de hijo que busca el recibir, orientado al placer, Cáritas, , el amor de madre, especializado en el dar, afectuoso y compasivo y por último, Filia, el amor del padre que es admirativo y valorativo.
Estos tres tipos de amor se corresponden con las personas interiores: Yo, tú y él. Eros, reconoce la importancia del yo y la valoración de uno mismo, Cáritas, da un lugar a la benevolencia y al prójimo y Filia, que se enfoca en el mundo ideal, la divinidad y lo trascendente. La acción estaría ligada a lo filial, lo emocional a lo maternal y lo intelectual, a lo paterno.
Eros se relaciona con el amor animal y fortalece al yo. Caritas el amor humano se asocia al amor íntimo y sexual. Filia corresponde al amor social que alude a los valores abstractos y sociales. Estos tres tipos de amor se distorsionan a raíz de los patrones neuróticos de la personalidad en ilusiones y espejismos.
El amor de hijo (el recibir) se desvirtúa en “erotismo carencial”, en hedonismo y búsqueda del placer, que desea llenar un agujero negro que no se sacia nunca. El amor maternal canalizado hacia el prójimo se desvía en hipocresía y voracidad, que acaba comiendo a aquellos que intenta ayudar, ya que esconde su propia necesidad en un amor ciego dador. Y en último lugar, el amor del padre, el admirativo, al que le falta emoción y ternura y se deteriora en fanatismo ideológico, imposición de la verdad, moralina, deberes y obligaciones.
La evolución y sanación integral conlleva un amar al prójimo como a ti mismo y a Dios sobre todas las cosas, demanda un equilibrio entre estos tres tipos de amores. Desde el yo, estamos en un amor que recibe, desde el tú en un amor dador y desde él, en un amor reciproco, que da y recibe. Sin embargo, como afirma este autor: “No hay lugar para el amor a Dios en la psicología científica…la salud emocional implica un amor a Dios en el sentido amplio de la palabra, independientemente de toda ideología y compatible aún con el agnosticismo”. Esta definición resuena plenamente con el concepto del amor maduro, que apunta a caminar hacia ese equilibrio entre esas tres personas internas, yo, tú y él.
La identificación del carácter y los estilos afectivos abocan a formas de amar destructivas y agotadoras. Los patrones emocionales y mentales del pasado, determina que nos enganchemos y martiricemos en estas relaciones insoportables y peligrosas. El por qué nos atraen determinados amores, sólo tendrá alguna respuesta si nos conocemos. Necesitamos saber dónde estamos colocados interiormente para ver en qué carácter nos identificamos, cuál es el nivel de conciencia y cuánto nos responsabilizamos de nosotros mismos.