El Santuario Interno
Un Espacio de conexión con la intuición y los Guías o Maestros
El Santuario Interno es una puerta de conocimiento y una fuente de conexión con el alma. Tiene que ver con un espacio sagrado de Amor que todos llevamos dentro, al que podemos acceder mediante un sencillo ejercicio de visualización. Pero requiere de un Sí decidido a la Vida y de la apertura de nuestro corazón.
Es un gran descubrimiento desplazarse a ese lugar mágico dentro de nosotros, que viene a recordarnos lo que somos en esencia. Con un cierto entrenamiento de la intuición podemos ir poco a poco descubriendo la posibilidad de conectar con aquellos seres y Guías, que en ese momento forman parte de nuestra sabiduría interna. Estos nos transmiten luz, claridad y un mensaje para ayudarnos a comprender con mayor profundidad, donde están los nudos y obstáculos que nos impiden avanzar.
Para ello, se requiere un trabajo terapéutico previo, donde aprendamos a distinguir la intuición de las proyecciones y fantasías prepotentes de nuestro ego. La conexión con el espíritu sólo será posible si tenemos un serio compromiso con las respuestas. La cuestión fundamental es si de verdad estamos dispuestos a actuar y no nos quedamos simplemente, en un deseo de curiosidad o adivinación.
En la medida en que vayamos abriendo nuestro mundo interior, iremos conociendo nuestra auténtica identidad y las máscaras que durante años nos hemos ido poniendo para no verla. Y así, desde este espacio conectaremos con seres del Cielo y de la Tierra. Y si son seres fallecidos, también podremos conectar con ellos para descubrir que el abandono y la soledad, sólo es real en nuestra mente.
Mediante el desarrollo del Santuario Interno experimentamos y accedemos al conocimiento de la existencia de dos Tierras: la que conocemos y en la cual vivimos y otra que está en el mismo espacio, pero que no vemos o no queremos ver, que no sentimos, o no queremos sentir. Todos, sin excepción, nos vamos constantemente hacia esa otra Tierra en nuestros sueños. Aunque para la mayoría es sólo una fantasía y algo que su mente imaginó. Pero otros, saben cómo llegar a ella por propia voluntad. Es el mundo más cercano al que conocemos.
Este es un mundo que está también poblado con seres que viven y desarrollan su vida conforme al plano en que están. En esta Tierra nueva, brilla la luz, siempre es de día, porque ahí no existe la noche ni la oscuridad y el Cielo no es azul, sino blanco, inundado de luz, que no viene sólo de arriba sino también de abajo, de la nueva Tierra.
En el Santuario Interno percibimos como los seres que allí viven, no están ociosos, cruzados de brazos y embelesados tocando el arpa, sino que tienen mucha actividad, sólo que su trabajo es distinto. Les encanta lo que realizan, estos seres son nuestros Maestros internos porque forman parte de la humanidad misma también.
La función de ese mundo es alentar a aquella gente que camina por senderos escarpados y difíciles, para continuar adelante hasta terminar su camino. Inconscientemente cuando creemos que no podemos más, que la caída ha sido demasiado profunda y que de ahí no saldremos, a veces sin darnos cuenta, desde los sueños nos indican la verdadera salida. Porque tu verdadero ser, que está en la otra Tierra, sabe que aún no ha concluido el camino y que debe seguir adelante, remontando ese dolor.
Cuando se llega a ellos recibes una energía interna que te desborda, y es tan grata que muchos querrían quedarse para siempre así. Pero los Guías no lo van a permitir tampoco, porque eso significaría dormirse en el trayecto y su tarea es sólo alentar tu energía, para que puedas ver tu vida con Amor, como ellos mismos te perciben.
Algunas personas se pierden en la búsqueda de este sentimiento de gozo y plenitud y se paran en el camino. Quieren estar siempre así, en la contemplación de esos seres luminosos, sintiendo esa dicha. Pero eso se transformaría en una huida para no continuar el camino en el mundo donde están, abandonándose a este estado.
Los Guías del Santuario Interno tienen una infinita paciencia, pero no están ahí para solucionarte el problema, sino para que tú por un momento, veas tu vida desde ese otro lado donde ellos están. Y no es irse a ningún sitio, ni a otros mundos. Es ir al universo del microcosmos que cada uno tiene en su interior, es allí donde están.
La gran bondad del espíritu no significa que no sea exigente a la hora de rechazar nuestras manipulaciones, engaños y buena conciencia. Cada vez que uno pide una guía, la obtiene. La ayuda aparece, pero puede que no siempre seamos capaces de escuchar las respuestas a las preguntas que se han hecho. No siempre pueden venir de la manera que se esperan, pero siempre llegan. “Pide yRecibirás “es la norma. Aunque antes debes aprender a pedir y a recibir.
El número de Guías y maestros que posee un alma, depende de lo que ella pretenda conseguir y de su nivel de conocimientos. Las almas que asumen proyectos de gran magnitud reciben una mayor asistencia. Las decisiones que tomas las has de realizar tú, los Guías del Santuario Interno no van a vivir tu vida por ti. Las respuestas que te puedan proporcionar, dependen de las preguntas que tú les hagas.
Un Maestro no puede asumir responsabilidades por tu vida, por la manera en que decides utilizar tu energía. . Es un tesoro que va más allá de las palabras y que no tiene precio. Por tanto, en función del punto en el que te encuentres de tu camino personal, estarán unos u otros Guías, a raíz de su cometido. Normalmente se usa una estructura de niveles y luego hay Guías que se encargan de sostener nuestra evolución en los aspectos físicos, emocional, mental y espiritual.
Estamos en un momento de mucho movimiento y de recolocación en el Plano Divino; en ese sentido la forma de ordenarse no es algo invariable. Ahora mismo hay muchos seres que hacen distintos trabajos; es difícil determinar qué especialidades tiene cada uno. Está sucediendo una llamada de la Fuente Originaria para multiplicar las actividades de los Guías con la finalidad de expandirse y acercarse mucho más a nosotros. Por eso nos encontramos con muchos seres cerca rondando y acompañando.
Por lo general los primeros seres que se nos acercan al Santuario Interno para apoyarnos son aquellos con los que hemos tenido contacto previamente en la Tierra, cuanto más cerca hay sido el lazo mejor. Son los que están ahí formando parte de nuestra familia, necesitando esa conexión, no sólo para impulsarnos sino también para su propio crecimiento.
Eso activa nuestro cuerpo emocional, que es condición imprescindible para abrirnos a los demás. Es como el corazón que siempre está latiendo y que bombea; si él se para, se paraliza todo. Por ese motivo al morir, los primeros seres que se nos acercan son aquellos con los que hemos establecido lazos para sentirnos acogidos y protegidos. Nos ponen una especie de colchón cálido cuando entramos en ese viaje y de esa manera ellos van haciendo sus primeros trabajos.
Una vez que realizan ese cometido, aparecen seres con energía angelical y ahí puede haber todo un despliegue. Estos seres tienen una característica de amor, calidez, juego y protección y están ahí para seguir nutriendo nuestro
Luego aparecen los Maestros. Son aquellos que van a estar con nosotros durante mucho tiempo y nos van ayudar en otro campo, el de la sabiduría, dirigiéndose más a nuestros cuerpos mental y espiritual. Son los que nos marcan más el listón, no sentimos tanto su protección o calidez, como su templanza, poder y sabiduría. Pero para entrar en un contacto verdadero con ellos muchos de nosotros necesitamos haber trabajado antes el emocional, porque requiere buenas dosis de rendición y entrega, si no, no se les puede ver.
El encuentro con los Maestros en El Santuario Interno es más una decisión personal que requiere un paso por parte nuestra. Así como los seres angélicos están presentes, tengamos conciencia o no, éstos aparecen, sólo cuando nosotros hemos encendido una luz. Ellos son los encargados de ejecutar el trabajo final, los que nos llevan de regreso a Casa.
En estos momentos hay muchos Maestros trabajando en todo el Planeta. Su cometido es organizar familias o escuadrones de Guías para activar centros energéticos, transmutar karma y equilibrar la energía de la Tierra, alimentar y proteger tanto a la Fuente como a la Humanidad.
Es un proceso de rendición en el que conecto con una Voluntad mayor, y pido que me guíen y me transmitan otro tipo de conocimientos. Comienzo a confiar en que mis ojos no lo ven todo, en que hay unos Ojos Mayores, que pueden ver más que yo, porque descubro que con mi corta mente, no lo abarco todo. Que hay un conocimiento mayor proveniente de una Mente que sí lo abarca. Veo que con mi corazón pequeño y humano no amo incondicionalmente, pero que sí hay un Corazón o Alma más grande que sabe de este tipo de amor. Así alcanzo a comprender y sentir que soy una parte y que pertenezco al Todo, poniéndome al Servicio.
Entonces, comienza a florecer en mi corazón pequeño y humano un sentimiento diferente, una conexión con la humildad. Es cuando me pongo a disposición, no sólo de un Orden Superior, sino de todos aquellos órdenes que he considerado inferiores. Cuando cada uno de nosotros lanza un sí comprometido con el Servicio, no sólo es un sí a la perfección divina, sino que es un sí a mis hermanos, a todos los seres humanos y a todos los seres de la naturaleza.
Es en ese momento cuando se hace real la rendición del ego en la frase de: “Hágase tu Voluntad”. Es una tarea sencilla decir sí a nuestro espíritu creador, pero realmente nos cuesta, y de ahí su valía, mezclarnos y comprometernos con nuestros semejantes. Nuestro Creador, no quiere servidores de la luz, que clamen y dirijan sus plegarias al Cielo. Nos pide que nos arrodillemos ante nuestro prójimo, que identifiquemos en cada uno de ellos esa llama, y que con la nuestra las avivemos.