Conversaciones con los Ancestros-Guerra y dolor
Agustina de Aragón
Mi lucha fue por el respeto a la mujer y para que se le escuchara. Mis batallas buscaban defender el lugar que las mujeres ocupaban entre los hombres. Abanderar la igualdad y reconocer sus ideas, valor y energía. Poner en valor su capacidad para tomar decisiones por sí mismas, que quedara de manifiesto, que no sólo eran la hija de su padre o la esposa de su marido.
Comprendo que mi época no estaba preparada para la lucha y que desperdicié mi vida en una contienda inútil. Todas aquellas intenciones sirvieron de poco, porque pronto todas esas ideas se volvieron a enterrar en el barro para no ser vistas. Esa es mi tristeza, concluir que mi lucha fue en vano, así como todas las humillaciones que recibí.
Al final me convertí en uno de ellos, en un hombre en defensa de la mujer. Ahí veo que no fui mujer y que no viví como tal. Aunque hice lo que quise dentro de los límites de mi época, no disfruté como mujer y cerré toda mi energía femenina, porque mi fragilidad la metí en un cajón.
Aparqué de mi existencia toda sexualidad o sensualidad, para sostener una lucha que sólo yo entendía y pocas mujeres apoyaron. Al convertirme en un hombre más, conocía sus debilidades y me aproveché de ellos. Utilicé mi intuición de mujer para la lucha con los hombres, pero apagué mis sentimientos en el cajón del olvido, por la lucha de un país.
Necesito pedir perdón a esa mujer y a las emociones que escondí. No quise reconocer esa parte de mí, ni aceptar mi vulnerabilidad y me vestí de roca. Ese aspecto de mujer que no asumí y sepulté detrás de la fachada de vulgaridad y fuerza masculina, ahí me escondí. A esa jovencita que dejé allí, quisiera conocer para quitarle esos ropajes de hombre. Requiero indagar en la fuerza femenina que ella tiene y de la que he oído hablar, pero que desconozco. A esa joven yo anhelo conocer.
Maestros-Ancestros
El siguiente paso es precisamente acercarte a esa mujer que dejaste a un lado por rechazar su debilidad, al no comprender tu género femenino y tu lugar en la Tierra. ¿Quién es esa joven? ¿Qué sentía y cuál era su fuerza?
Así podrás entender que la mujer tiene una fuerza y una intuición diferente a la del hombre, pero no por ello menos efectiva o más débil, sólo es distinta. En la medida que indagues en esa joven te darás cuenta de que tú paso por la Tierra fue para que conocieras diferentes mujeres y que también existían mujeres inteligentes, fuertes y luchadoras.
De esa manera aprendías a perder el miedo a los hombres y ese fue tu gran trabajo. Dejaste plantada la idea de que la mujer es compañera y no una extensión del hombre, que no es una mera empleada de hogar dedicada a criar hijos. Pusiste la semilla de que podía hacer cosas semejantes a los hombres en aquel contexto en el que viviste.
Tu vida no fue en balde, fue importante y valiosa, eso queda allí y en ti. Cuando te quites la ropa de hombre, sólo debe quedar la mujer y todo lo femenino para que entiendas el valor de lo que hiciste.
La mujer en femenino es mucho más que traer hijos al mundo y luchar en una guerra. Es bastante más que eso. Es ser roca donde el hombre descansa, hasta que encuentre su propia roca. Pero esa roca no es externa, sino interna, serena, estable y suave como la brisa. Ese es el sentido del femenino que vas a conocer. Eso te ayudará a comprender tu papel en la humanidad en aquel momento y a ti como individuo, que llegó a la comprensión que pudo en ese contexto.